PRELUDIO
Inmersos
en el acto creativo nos olvidamos del contexto formal que lo define. Una
actitud personal se apodera del instante mismo de la creación, una nueva forma
de enfocar la realidad surge aparentemente de la nada y nos descubrimos de
pronto, sumergidos en una idea, en una manifestación mental, que nos impulsa a
la realización tangible del pensamiento efímero que nos ha sorprendido, sin ni
siquiera nosotros tener conciencia de que lo hemos convocado, en un sorpresivo
momento de introspección.
I.- LA CREACIÓN DE LA MENTE
1.-
LOS CAMINOS DE LA IMAGINACIÓN
Hace
algunos años solía recostarme entre los almohadones de mi cama, en una relajada
y pensativa posición, hasta que alguno de mis hijos preguntaba: ¿Qué haces
mamá? Yo le respondía: ¡Nada! ¡Pues haz algo! ¿No?
Pensar
puede parecer en principio, no hacer nada. Pero creo que ese no hacer nada, es
la parte más asombrosa, fantástica y comprometida de la creación. Ese momento
de recogimiento en la soledad, que es tan sólo un destello en la abstracción de
una idea, con el tiempo deberá cobrar vida, ardua y pacientemente, a través del
trabajo auténtico y mental, que materialice el pensamiento fugaz que nos atrapó
en un instante.
Desde
niña me subyugó esa sensación de hacer algo, que sólo transcurría en la
intimidad de mis pensamientos. Así adquirí la facultad de ver, sentir, tocar y
disfrutar los objetos que cobraban presencia física ante mí. De tal modo yo
podía observarlos detenidamente, girarlos, moverlos e incluso desarmarlos,
hasta convertirlos en pequeñas partes de un todo, que yo barajaba hábilmente
como un asombroso rompecabezas.
La
idea del ajedrez topológico (del que hablaré más adelante) fue sólo el
resultado de una serie de experiencias, que fueron madurando a través del
tiempo. Antes aparecieron ante mí las imágenes del “Módulo 16”. Imágenes que se
diluían frente a la visión de mis pensamientos, para convertirse velozmente en
otra cosa, que al principio mi cerebro tardaba en procesar. Una serie de
señales en un lenguaje que recién descubría, se instaló en mi mente,
mostrándome el mundo maravilloso de las “Transformaciones”
Así
comencé a explorar espacios que sólo habitaban en mis pensamientos, los que con
el tiempo me llegaron a ser tan familiares, que a veces perdía contacto con la
realidad. De tal modo, desarrollé un pensamiento estratégico, siempre alerta
para recibir cualquier desafío futuro, que de forma intempestiva pudiera
presentarse. Las oportunidades con rostro de ideas son fugaces y efímeras, y
las tiene uno que tomar casi siempre al vuelo.
Esas
imágenes etéreas de mi pensamiento, mi memoria las capturaba como el clic fotográfico
de un breve instante, tan sólo el tiempo justo, para tomar rápidos apuntes que
me permitirían después, elaborar el análisis de la información que se había
presentado sin previo aviso. De alguna manera, las imágenes siempre venían
acompañadas con una buena dosis de certeza, de que algo importante se ocultaba
detrás de ellas.
Pero
la idea intangible es perecedera, el pensamiento tiene que encontrar un medio
de expresión, que le permita comunicar dicho concepto a los demás seres
humanos, para que esa imagen mental, contenida en una breve ensoñación, pueda
realmente existir. Es entonces el momento de estructurar una acción que
deambule por el andamiaje intelectual, para reproducirlo a través de conceptos
y razonamientos, que puedan ser percibidos a través de los cinco sentidos, de
quienes contemplen la recreación intrínseca de la imaginación.
Siempre
me he preguntado: ¿De dónde surgen las ideas que me acechan con tan vívida
intensidad? Nunca lo he sabido, pero considero que la respuesta es irrelevante,
ya que con el tiempo me he acostumbrado a vivir con esta singular
manifestación. Además, muy probablemente, a todas las personas en algún momento
de su vida, les ha invadido este tipo de representaciones, anidándose en sus
propios pensamientos. Lo importante de la parte sorpresiva de una idea, es que
tiene que florecer y cobrar vida bajo un proceso racional, que nos permita
conocer, comprender, juzgar y razonar la estructura del pensamiento, y su
función en el plano del espacio real.
Las
ideas tal vez sean producto de la motivación de cierta actitud cotidiana, que
está presente en nuestro carácter o temperamento, que se ha forjado desde el
momento mismo de nuestra existencia. Sea cual fuere su origen, las ideas que se
han instalado en mi pensamiento, le han dado un sentido fundamental a mi vida.
2.-
UNA PARTIDA DE AJEDREZ EN EL PARQUE
Mi
primer contacto con el ajedrez fue a la edad de cuatro años. Mi madre, en
compañía de una amiga y su hijo, nos había llevado a mi hermano y a mí, a dar
un paseo por los jardines de la alameda, en la colonia Santa María la Ribera,
ubicada en una zona de gran tradición y valor arquitectónico de la ciudad de
México. Ellas se habían sentado en una banca mientras Alex y Memo jugaban un
juego ya olvidado de canicas. Yo observé a corta distancia, a un par de
personas que se encontraban enfrascadas, en una situación que me pareció
completamente incomprensible.
Me
aproximé a ellos, a pesar de las advertencias de mi madre de “no molestes a los
señores”, aunque puedo asegurar que mi presencia pasó totalmente desapercibida.
Ambos personajes, completamente abstraídos, permanecían inmóviles de tanto en
tanto, hasta que alguno de ellos tomaba con su mano alguna pieza y la movía de
lugar, colocándola nuevamente sobre la base de madera, originando un certero y
peculiar sonido que hasta el día de hoy no he podido olvidar.
Pensé
que tal vez de eso se trataba, me pareció un juego de sonidos donde cada pieza
retumbaba con cierta sonoridad, según la fuerza que le imprimía cada jugador.
Algo de eso debía ser cierto, porque supuse que las piezas de sonidos débiles
iban perdiendo la batalla, y debían salir del recuadro que las contenía.
Sorpresivamente uno de los jugadores movió una pieza, gesticuló una extraña
sonrisa y dijo: “jaque mate”. El otro personaje se quedó tan desconcertado como
yo. Acto seguido, todas las piezas fueron retiradas de la base, que en un
cerrar y abrir de ojos, se convirtió en una caja donde fueron a parar todas las
piezas haciendo un enorme estrépito.
Pasaron
varios días, cuando descubrí en el librero de mi casa una caja igual a la que
había visto en el parque. Me trepé a una silla, y con gran alegría me apoderé
de ella. Me gustaba deambular por el pequeño departamento con la caja bajo el
brazo. El ruido que hacían las piezas en su interior me fascinaba.
Ocasionalmente colocaba las piezas sobre la superficie reticulada de dos
colores y las movía golpeando con fuerza el tablero. La felpa verde bajo las
piezas creaba un sonido seco y profundo, que me permitía según su intensidad,
determinar que pieza daría el “jaque mate”.
Mi
ingenua imaginación infantil, empezaba a dar origen a mi pertinaz capacidad
creativa. No serían los juegos los que me atraparían inevitablemente, sino la creación
de ellos. Algo que me favoreció en dicha empresa, fue mi carácter solitario, de
tal modo podía compartir con mis amigos imaginarios muchas de las ideas, que a
temprana edad fueron poblando mis rudimentarios pensamientos.
3.-
LA SABIDURÍA DE LOS JUEGOS MILENARIOS
Todo
juego que se respete tiene sus reglas. Desde hace más de mil doscientos años ya
lo sabían los creadores del Chaturanga (fig. 1) antiguo juego originario de la
India, antecesor directo del Shatranj, que en línea directa, ambos debieron dar
origen al ajedrez. Cuenta el poeta persa Firdusi, en su obra “Libro de los
Reyes”, que el juego se originó a raíz de una polémica surgida tras una guerra
de sucesión entre dos hermanos. Para resolver dicho conflicto, se reprodujo la
batalla colocando en el suelo escaques de madera teca y marfil. Una serie de
estatuillas que representaban al rey y su corte, se colocaron ordenadamente
sobre el espacio figurado de la contienda. De tal modo, la infantería, la
caballería, los elefantes y los carruajes, tendrían una función específica y determinada,
para actuar en el terreno que representaba la guerra sobre el tablero.
Figura 1. Juego milenario Chaturanga.
Esta
bien elaborada estrategia de representación esquemática de hechos reales, dio desde
la antigüedad, origen a los modelos de simulación qué con el tiempo, han
resultado indispensables para entender el comportamiento de algún fenómeno o
suceso, de variable grado de complejidad.
El
Chaturanga, que con el pasar de los años se convirtió en un juego, es
ciertamente un prototipo para experimentar de forma aparentemente sencilla,
cierto tipo de comportamiento, en donde las relaciones matemáticas y lógicas,
están implícitas en el modelo que representa un evento estratégico real.
Entre
los juegos más antiguos del mundo, el “Go” (fig. 2) originario de China con una
antigüedad de más de tres o cuatro mil años, representaba el modelo de una
sociedad cuyos conflictos territoriales, generaban frecuentes enfrentamientos
bélicos. Algunas teorías sugieren que este juego fue inventado por generales y
jefes del ejército chino, quienes usaban piedras para señalar las posiciones de
ataque en los mapas.
Figura 2. “Go” Juego originario de China.
Otra
teoría sugiere que el Go, se originó cuando un grupo de astrólogos dibujaron
estrellas con coordenadas celestiales sobre la tierra, (una tabla) en la que
colocaron piedras para alinear las estrellas, construyendo así, un rudimentario
mapa celeste. Dicho alineamiento permitía interpretar y predecir el futuro.
Cuentan que al terminar una partida de Go, el intérprete podía leer el oráculo
de los jugadores, según las posiciones que habían ocupado en el tablero.
Lo
cierto es que, con el tiempo, este juego fue considerado en China una de las
Cuatro Artes Tradicionales, y hoy en día se celebran importantes torneos a
nivel mundial. A diferencia del ajedrez, en el Go, al inicio del juego el
tablero se encuentra completamente vacío y cada jugador pone una ficha por
turno. Las fichas se van colocando en las intersecciones del tablero y empiezan
siempre las negras. Las sencillas reglas para jugar al Go, harían suponer que
es un juego bastante fácil, sin embargo, es un juego que exige una enorme
habilidad mental y una elaborada maestría de profundo pensamiento y aguda
inteligencia. Hay que mantenerse alerta a lo largo de todo el juego, incluso se
ha llegado a considerar actualmente, uno de los juegos de estrategia más
difíciles y competitivos del mundo.
En
ambos juegos, en el ajedrez y el Go se encierran milenios de sabiduría.
Conocimiento que se originó en los albores de la historia de la humanidad, y no
deja de sorprender en el presente, la capacidad de lógica e inventiva que
tuvieron sus creadores, para estructurar todo el contexto indispensable en la
elaboración de un modelo matemático, en perfecto equilibrio entre Juego, Arte y
Ciencia.
Tres
valores que sin dudarlo trataría de tomar siempre en cuenta en la creación de
todos mis juegos. Ese perfecto equilibrio fue la condicionante que me motivó a
lo largo del tiempo, durante el desarrollo del diseño, la estrategia y la
lógica de los acertijos o enigmas, que constituían propiamente el fundamento de
cada una de mis lúdicas ideas.
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