Fragmento
de la novela “Las puertas del tiempo”
Bajó al estudio, sobre su escritorio tenía la correspondencia y los periódicos acumulados de varios días. Se sentó en el sillón, justo frente a la fotografía de la enigmática mujer del desfile. Se le quedó viendo largo rato.
–Creo que ya nos vamos conociendo María –dijo con el rostro pleno de una leve sonrisa.
-Pero
sería mejor que tú me lo contaras todo.
-¿Cómo
pudiste aparecer de la nada en el negativo de mi cámara fotográfica?
-¿No
quieres hablar? bueno… será otro día. Después de una pausa continuó -Pues sí
que me has sorprendido, pensé que las médiums eran, cómo te diré… gentes poco
serias… y no te enfades, pero esto es nuevo para mí.
-Hitler no te tendría a su lado si no fueras una buena clarividente ¿se dice así? supongo. Una vez se me ocurrió que sería interesante tener facultades paranormales, de niño, claro. Algo así como poder volar. ¡Vaya tontería!, pero me divertía la idea. Otra cosa es la percepción extrasensorial, eso de adquirir información a través de los sentidos, ¡qué digo de los sentidos! A través de la mente, del pensamiento. Tomó el montón de periódicos, veía sin atención los encabezados -el mundo se reduce a nada, -reflexionó -las cosas pierden sentido cuando descubres que la realidad es una fantasía.
-Y eso de ser amiga personal de Nikola Tesla –el fotógrafo se le quedó viendo expectante, como si tuviera la certeza de escuchar su voz en cualquier momento. -Dicen que es un tipo bastante excéntrico, por cierto, ¡Mira…! -dijo señalando una nota en el periódico –te leo un fragmento: El científico asegura estar recibiendo señales de radio de una naturaleza altamente inusual. Supongo que no te sorprende la noticia, probablemente ya te habrá comentado algo. Arrojó al bote de basura los diarios que rebosaron el cesto, oprimió los de arriba con su mano, cuando la retiró reconoció la foto de un hombre, de inmediato tomó el periódico, leyó incrédulo la noticia: Acribillan a balazos al comerciante alemán Dieter Frei, encontraron su cuerpo junto al de un delincuente altamente peligroso, que en vida se le conoció con el apodo del Zarco. Se desconocen las causas del doble homicidio.
-Dieter
Frei… Dieter Frei. –dijo su nombre
varias veces -Dieter Frei ¡está muerto! Se le heló el cuerpo, palideció, estuvo
a punto de hablarle a Susan, vio el reloj, casi las 11. –Es tarde, esto puede
esperar a mañana. Puso el diario junto a las cartas, vales de compras, recibos,
publicidad y… ¿Qué es esto? Un sobre tamaño carta, no tenía remitente, lo
abrió. –¡Otra vez la revista! –se dijo. La misma portada, las hojas en blanco,
sólo que ahora, la única página ilustrada con un dibujo encuadrado en un
rectángulo, era la número 15.
Novela "Las puertas del tiempo" - La sociedad secreta PI