miércoles, 6 de abril de 2022

Baricoke, un juego contra un adversario cuántico


 

Ferdinánd Perilló científico especialista en IA y robótica. Nicholas Dafra ingeniero en sistemas, experto en inteligencia artificial y criptología. Pamela artista exoterra y Yara, la chica de la cocina, juegan al Baricoke

(Fragmento de la novela “Inmortalidad”)

 

Después de hablar durante largo rato sobre logística, marketing, patentes y demás temas, Dafra abrió su lap top y dijo –Es hora de jugar. Pasaron a la mesa del comedor y ya dispuestos –agregó- falta una persona ¿nos puede acompañar la chica de la cocina? –solicitó amablemente a Pamela.

Sí, claro. –Dijo Pamela, e inmediatamente se levantó y fue al estudio donde Romelia y su hija veían un programa de televisión.

-¿Yara puedes venir un momento?

-Sí señora. –Dijo la muchacha quién se sentó en la mesa frente a la mujer de Perilló.

Nicholas Dafra repartió a cada jugador un pequeño tablero o comando que contenía nueve botones de un color diferente cada uno, más una serie de teclas que permitían escribir el nombre de cada participante debajo de un marcador que indicaba el número ciento ochenta, y un panel que prometió explicar su funcionamiento sobre la marcha.

Seguidamente colocó en el centro de la mesa una caja cuadrada de treinta por treinta centímetros y apenas unos seis de alto en cuya superficie se veía tan sólo un cristal translúcido. Dio por iniciado el juego al oprimir un botón de su comando, de inmediato surgieron de la superficie nebulosa de la caja seis cubos de colores de un aspecto tan inusual que Pamela no resistió las ganas de tocarlos, pero sus dedos se encontraron sólo a sí mismos, al mismo tiempo Yara intentó tocar los cubos y con gran arrebato apartó su mano al no sentir ningún cuerpo entre sus dedos.

-Como lo habrás adivinado pequeñita, es una trampa holográfica controlada por una sencilla computadora. –Le dijo Ferdinán a Pamela con una sonrisa de oreja a oreja.

-Pues sí que nos han tomado por sorpresa. –manifestó la señora Perilló quién aún se frotaba las manos con agradable desconcierto. Yara había enmudecido y sólo atinó en cubrirse la boca con sus manos.

-No temas Yara, esto es tan sólo un juego.

-No me asusté señora Pamela, es que no sé si están o no están los cubos.

-Por lo pronto digamos que tus ojos pueden ver lo que tu mano no puede tocar. -Le dijo Nicholas a Yara. Y le aseguró explicárselo con gran detalle un día.

-Los cuatro vamos a jugar contra el Baricoke, es decir contra el personaje que nos muestra sus seis cubos de colores –añadió Dafra y continuó sus explicaciones- Ahora nosotros debemos conjeturar cuáles colores exhibirá en la próxima jugada el Baricoke, así que observen bien los que ha elegido en esta ocasión para establecer un argumento que nos pueda ser útil en nuestra próxima elección.

-¿Quedó claro? –preguntó el joven de la cachucha. Y como todos asintieron incluyendo Yara –agregó- bueno, opriman sólo tres colores de los nueve de su tablero que crean nos mostrará el Baricoke. Yara veía a Pamela de reojo y a los otros dos jugadores que se mostraban muy seguros con su caja de comandos. Cuando Dafra se percató que la chica había seleccionado sus tres colores les dijo, ahora opriman el botón “aceptar”, de inmediato desaparecieron y volvieron a aparecer nuevas imágenes holográficas de los seis cubos con distintos colores. En el panel de cada comando se mostraban los siguientes resultados Pamela sólo pudo acertar un color, por lo tanto, había perdido cinco puntos de los ciento ochenta así que su récord registraba ciento setenta y cinco puntos. Fer y Yara habían perdido 6 puntos, es decir, no le habían atinado a ningún color y Dafra había perdido sólo tres puntos. -Lo siento –dijo Nicholas- tengo más práctica que ustedes.

El juego continuó llevándose a cabo el puntaje tal y como se lo había explicado Pamela a Ferdinán en una ocasión por teléfono, sólo que en vez de ganar puntos se perdían de una base de ciento ochenta. Por otra parte, Baricoke jugaba independientemente contra cada jugador sólo que él perdía la misma cantidad de puntos que el jugador atinaba en la elección de sus colores, de tal modo con el acierto de tres colores de Dafra, el jugador holográfico había perdido frente a Nicholas tres puntos. El juego terminó cuando Ferdinán perdió todos sus puntos quedando en último lugar, el cuarto lugar fue para Yara con sólo diecisiete puntos, en tercer lugar Pamela con treinta y tres puntos y en segundo lugar con sesenta puntos a su favor el joven de la cachucha que escuchó al igual que todos a una voz robótica que anunciaba al final del juego. -“gana Baricoke seguido de Dafra”.

-¿Es posible que alguien pueda ganarle a Baricoke? –preguntó Pamela.

-Establecer una predicción al cien por ciento o muy aproximada mediante el pensamiento humano lo creo imposible por ahora –dijo Nicholas- estoy trabajando en un modelo de contra-Baricoke cuántico, un personaje provisto de IA que nos pueda garantizar el cincuenta y uno por ciento de aciertos, cantidad suficiente para ganar con una mínima ventaja, aunque estoy seguro de que esto me puede llevar bastante tiempo. Por lo pronto he experimentado con sujetos ciegos y no, es decir, con personas que eligen sus tres colores como lo hemos hecho nosotros y con personas que no ven los colores del Baricoke, notoriamente las personas que ven los colores tienen muchos más aciertos que las que no lo ven.

-¿Crees que se pueda desarrollar un método o estrategia de juego que te garantice el mayor número de aciertos? –preguntó Ferdinán.

-Por supuesto, yo lo he aplicado ahora, pero aún tengo muchas dudas y necesito afinar muchos detalles. No sé si sea demasiado impetuoso de mi parte aseverar esto, pero pareciera que Baricoke hace “trampa”

-¡No juegues! Dijo Pamela lanzándole a Ferdinán una mirada un tanto irónica.

-¡No! no es broma, es algo muy serio. Veámoslo como un fenómeno cuántico ajenos a la realidad local, bajo estas circunstancias debemos entender que existen conexiones misteriosas entre los pensamientos de los participantes, en este caso, de nosotros. –dijo esto con cierta precaución temiendo agregar la siguiente frase- Es como si hubiésemos intercambiado información a la velocidad de la luz con Baricoke sin nosotros saberlo.

-¿Quieres decir que Baricoke hace trampa “porque puede ver, detectar o percibir” la elección de los jugadores? –preguntó en tono solemne Ferdinan.

-Me temo que sí… Imaginemos lo siguiente –dijo Dafra recargando su cabeza sobre su mano izquierda al tiempo que levantaba la mano derecha señalando algún punto desconocido- Hay cuatro jugadores, por comodidad asignaré a los colores números del uno al nueve. El jugador A escoge el 3, 2 y 1. El jugador B selecciona el 1, 4 y 5. El C el 6, 3 y 5 y por último el D el 3, 2 y 1. Si Baricoke quiere ganar tendría que escoger el 7, 7, 8, 8, 9 y 9 quedándose a su favor todos los puntos. Otra posibilidad menos drástica de Baricoke sería seleccionar 7, 8 y 9. De los números restantes seleccionaría el 6 y el 4 porque entre los cuatro jugadores estos dos últimos números sólo fueron elegidos una vez. Ya tiene cinco números, le falta uno, si quiere poner un número diferente tendrá que seleccionar entre el 5 o el 2 ya que ambos números sólo fueron seleccionados entre todos dos veces. Pero seguramente optaría por el 2 porque el jugador C tiene entre sus números el 6 y el 5.

-En resumen -dijo Pamela- si Baricoke escoge 7, 8, 9, 6, 4 y 2 cada jugador ganará solamente un punto.

-Que para Baricoke no es ni siquiera un rasguño –aclaró Ferdinan.

-Se me ocurre experimentar una estrategia de pensamiento colectivo (EPC) para intimidar a Baricoke –manifestó Dafra ajustándose la cachucha- debemos crear estados superpuestos que apunten a una realidad concreta.

-(silencio colectivo) Finalmente preguntó Pamela –¿cómo es eso?

-No veamos a Baricoke como un modelo macroscópico. Tenemos que internarnos en el mundo cuántico ajeno a eventos reales. Sé que no es fácil, pero imaginemos por un momento un mundo de acción donde todo fluye como una tendencia que no se concreta. Que no ocurre, son simplemente tendencias que están en constante movimiento, son posibilidades de algo que cuando se manifiesta es que ha surgido de las posibilidades preexistentes del mundo cuántico de las potencias a través de la energía del pensamiento.

-Parece simple –murmuró Pamela.

-Perdone por interrumpir –dijo Yara que no había abierto la boca para nada- ¿Baricoke piensa?

Todos rieron, después se hizo el silencio que rompió Dafra cuando dijo –Es posible Yara, todo hace suponer que estamos empezando a crear un puente que atraviesa los mundos de la mente y la materia, de la física y la psique. Estamos tentados a creer que hay una cierta relación del observador con el mundo observado, pero la realidad es que hay muchos mundos y no todos pueden emerger al mundo macroscópico.

-Te dije que también es filósofo –sentenció Perilló poniendo punto final a la conversación.

Inmortalidad (sincronía)

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